domingo, 13 de febrero de 2011

La Historia de mi Vida

Claramente, la historia de mi vida comenzó cuando nací. Aunque dependiendo del punto de vista del que se vea, mi vida puede haber comenzado tanto hace 16 años, 1 mes y 5 días (mi edad), como también podría haber comenzado hace tan solo 4 años... así es, hace tan solo 4 años. Algunos se preguntarán "¿porque 4 años?... se debe haber vuelto loco... si ya tiene 16 años y fracción", a los que se preguntaron eso, les responderé de la siguiente forma, partiendo desde el punto de vista de ver mi nacimiento como el comienzo de mi historia: 
  • Se podría ver del punto de vista de que mi historia comenzó hace 15 años y fracción, en 1995. En ese caso, pasaría a relatar una historia un poco mas aburrida y tediosa, mi vida desde pequeño, desde antes de empezar a caminar sin siquiera tener una pizca de idea sobre lo que me esperaba allá afuera, en el mundo real, porque toda mi infancia fue dentro de una pequeñísima burbuja, donde no existían las preocupaciones, el estrés, e incluso, donde tampoco existían los verdaderos amigos ya que todos éramos pequeños y por lo tanto, iguales. Nadie se preocupaba por el otro, excepto cuando uno tenía un nuevo juguete de un color llamativo como el rojo, ya que desde pequeño me metieron la idea de que algunos colores como el café y el negro no van bien con el ánimo de un niño pequeño y “feliz”, razón por la cual siempre tuve una tendencia por los colores brillantes y resaltantes.

    Relataría también los hechos que marcaron de cierta forma mi vida, ya sea de una forma positiva o negativa. Algunos de estos hechos podrían ser mi primer día de jardín infantil, o de colegio. Donde esta burbuja de la cual ya hablé, como por un acto de magia, aumenta su tamaño inmensamente. En este momento comencé a socializar con mi entorno, a relacionarme más con los demás niños del jardín, a conversar sobre lo que haríamos cuando llegásemos a ser presidentes y viajásemos a la luna, a disfrutar aún más de la vida, a amar el jardín por el simple hecho de ver a mis queridos amigos con los que pase tantos buenos ratos tales como esos hermosos y divertidos paseos en la luna dentro de una caja de cartón o en una mínima nave espacial de juguete. Recordar momentos como esos, me hacen preguntarme si uno se va volviendo más amargado por culpa de la misma realidad, o va perdiendo la imaginación a medida que crece. Espero que sea la segunda, porque sería una pena que se valla perdiendo la felicidad por cosas insignificantes como la muerte de un familiar querido o el adiós de un amor tristemente olvidado justo cuando el camino de la felicidad está delante de nuestros ojos esperando por ser disfrutado o una de las cientos de injusticias que hay en este mundo y que nadie hace nada para resolverlas. 

    Luego, el colegio...donde esta burbuja crece un poco más pero que al ser mi colegio privado y uno de los más cerrados al exterior, esta burbuja no logra crecer demasiado si es que uno no se esfuerza mucho por ello... esto no es solo opinión mía, podrían preguntarle a cualquier persona de mi colegio y les responderían lo mismo que les estoy diciendo. Bueno, conocí gente nueva.. gente impresionante, a mis mejores amigos, a mis enemigos (ya no son enemigos, solo nos peliábamos por estupideces que se arreglaban a los 5 minutos.. ahora no tengo ningún enemigo por suerte), a los profesores... en verdad.. esta etapa me gustó bastante.. mucha gente nueva, con la que poder divertirme realmente ya que mi vieja nunca me pescó mucho y aqui tenía gente que yo de verdad sentía que se preocupaban por mí...

    Ahora, explicaré el punto de vista de mi historia hace 4 años: 
    • Me atrevo a decir que mi historia comenzó hace tan solo 4 años. Pero… ¿Cómo me atrevo a decir tal barbaridad sobre mi propia historia? Obviamente, son 4 años desde el punto de vista psicológico. Explicaré mi pensamiento. Pienso que mi historia no comienza solo cuando nací, sino cuando logré la capacidad de ir moldeando mi propia historia por el camino que yo quería y sigo aún queriendo. Todo comenzó con un gran cambio de pensamiento, comencé a preocuparme un poco más de mis estudios, ya que muy dentro de mí, de verdad sentía que si me lo proponía, lograría grandes hallazgos. Y así fue, comencé a estudiar y a poner un poco más de atención en clases, tenía tal potencial que sin un gran esfuerzo, subí de un promedio 5.7, considerado mediocre enmi colegio, a un promedio 6.3, considerado un promedio RELATIVAMENTE bueno, y sin mayor esfuerzo, de hecho, diría que cada vez esforzándome menos, fui subiendo cada vez más mi promedio. Esto me otorgó una gran felicidad interna, me sentía mucho más maduro que otros e inteligente, cosa que en su momento se sentía bastante bien. Pero fue aproximadamente en estos años, cuando excedí mi “límite de esfuerzo” y entré en un gran estrés. Fue en esos años cuando no podía soportar ni una sola mirada con algún gesto de desprecio o de insulto, razón por la cual tuve un lapso bastante agresivo en mi vida, período que no me gusta recordar, ya que perdí algunos amigos por culpa de dicha agresividad. Fue en ese año cuando, a causa de ese gran estrés que tuve, me fui sumergiendo más y más en la música, que al parecer, era la única que me comprendía y además porque mi hermana mayor también gustaba mucho de la música, razón por la cual quedé con sus gustos por algunos estilos de música tales como los de los grupos Inti-Illimani e Illapu. Pero aún me sigo preguntando si es que yo escuchaba esos grupos buscando alguna forma de acercarme a mi hermana que siempre fue como mi verdadera madre, quien por razones de ideas y trabajo se había ido a vivir al norte. O de acercarme a mi papá, que también escuchaba ese tipo de música y que en mi infancia, por razones de trabajo y por intentar sacar la familia adelante, llegaba alrededor de las 1 o 2 de la mañana y salía a las 7:30 de la mañana, por lo que mi contacto con el era mínimo si es que no nulo. Hoy me gustaría agradecer a mi papá y en especial, a mi hermana, por haberme inculcado este gusto que tengo por la música, por haberme ayudado a madurar y porque ellos estaban allí para ayudarme incluso cuando yo me enojaba por tenerlos encima todo el día, pero después de un rato cedía y aceptaba su ayuda, ya que en el fondo, lo único que yo quería era que me regalonearan y me enseñaran sobre la vida.

      En primero medio logré, con mis ahorros, comprarme uno de mis instrumentos favoritos, un bajo eléctrico. El hecho de que lo haya comprado con mis propios ahorros le da otro sabor al cuento, yo creo que no me gustaría tanto como me gusta si es que mis papás me lo hubiesen comprado. El bajo fue y es uno de los mejores medio que usé y uso para irme a mi propio mundo y para bajarle el estrés a la vida acelerada de la ciudad... wea que odio.. apenas pueda me voy de santiago a vivir al sur. El otro medio que descubrí para librarme del estrés que tanto mal me provocó una vez fue la escritura. Comencé a escribir hace dos años, con un poema para un amor que desgraciadamente fue no correspondido. Desde ese poema, no me ha llegado la inspiración suficiente como para escribir otro. Después de esa desgracia, me dediqué a escribir reflexiones y frases sobre mi vida, la gente que me rodea y sobre la sociedad. 

      Ahora, ya entrando a tercero medio, sigo amando la escritura, la música, a mis mejores amigos, quienes estuvieron siempre conmigo para compartir una pena, para aconsejarnos entre nosotros, para conversar.. de verdad.. no se donde estaría sin mis verdaderos amigos, no sabría en quien poder apoyarme cuando necesito ayuda ni con quien reírme un rato sobre las estupideces de la vida o conversar de toda la mierda que últimamente esta pasando en Chile.

      En general, pienso que he tenido una buena vida, que he tenido experiencias buenas y malas, amores y desamores. Pero incluso, si es que yo hubiese tenido más experiencias malas que buenas, mi mirada de la vida seguiría siendo igual de buena que la que llevo hasta ahora, pues ¿que sería de la vida si es que fuese tan fácil?, no tendría gracia, no son mas que obstáculos que cuando uno se atreve a desafiarlos, y los sobrepasa dejan abierto un gran camino, con cientos de opciones y oportunidades. Es por eso, que aunque la mayor cantidad de cambios la haya sufrido en el lapso de hace 4 años, todo, es decir, todo lo que yo he vivido conforma parte de mi historia, una historia única, diferente a todas las demás ya que cada uno vive su propia vida, con sus propias experiencias y moralejas, de la forma que quiere y con quien quiere.

      jueves, 10 de febrero de 2011

      Las Mil Grullas / Isabel Bornemann




      Leyendo cosas en internet y viendo videos sobre origami, me topé con esto... un cuento de Isabel Bornemann de su libro "No somos irrompibles"... A mi opinión, dirigido a las personas que irían hasta el fin del mundo para lograr salvar a sus personas queridas y que les gustan los cuentos, que más que románticos, son tiernos.
      Trata de la historia de 2 niños japoneses, un hombre y una mujer, quienes estaban enamorados en el periodo de la segunda guerra mundial (1945)... El resto del cuento lo conocerán a continuación




      Naomi Watanabe y Toshiro Ueda creían que el mundo era nuevo. Como todos los chicos.

      Porque ellos eran nuevos en el mundo. También, como todos los chicos. Pero el mundo era ya muy viejo entonces, en el año 1945, y otra vez estaba en guerra. Naomi y Toshiro no entendían muy bien qué era lo que estaba pasando.

      Desde que ambos recordaban, sus pequeñas vidas en la ciudad japonesa de Hiroshima se habían desarrollado del mismo modo: en un clima de sobresaltos, entre adultos callados y tristes, compartiendo con ellos los escasos granos de arroz que flotaban en la sopa diaria y el miedo que apretaba las reuniones familiares de cada anochecer en torno a la noticia de la radio, que hablaban de luchas y muerte por todas partes.

      Sin embargo, creían que el mundo era nuevo y esperaban ansiosos cada día para descubrirlo.

      ¡Ah… y también se estaban descubriendo uno al otro!

      Se contemplaban de reojo durante la caminata hacia la escuela, cuando suponían que sus miradas levantaban murallas y nadie más que ellos podían transitar ese imaginario senderito de ojos a ojos.

      Apenas si habían intercambiado algunas frases. El afecto de los dos no buscaba las palabras. Estaban tan acostumbrados al silencio…

      Pero Naomi sabía que quería a ese muchachito delgado, que más de una vez se quedaba sin almorzar por darle a ella la ración de batatas que había traído de su casa.

      -No tengo hambre –le mentía Toshiro, cuando veía que la niña apenas si tenía dos o tres galletitas para pasar el mediodía. -Te dejo mi vianda –y se iba a corretear con sus compañeros hasta la hora de regreso a las aulas, para que Naomi no tuviera vergüenza de devorar la ración.

      Naomi… Poblaba el corazón de Toshiro. Se le anudaba en los sueños con sus largas trenzas negras. Le hacía tener ganas de crecer de golpe para poder casarse con ella. Pero ese futuro quedaba tan lejos aún…

      El futuro inmediato de aquella primavera de 1945 fue el verano, que llegó puntualmente el 21 de junio y anunció las vacaciones escolares.

      Y con la misma intensidad con que otras veces habían esperado sus soleadas mañanas, ese año los ensombreció a los dos: ni Naomi ni Toshiro deseaban que empezara. Su comienzo significaba que tendrían que dejar de verse durante un mes y medio inacabable.

      A pesar de que sus casas no quedaban demasiado lejos una de la otra, sus familias no se conocían. Ni siquiera tenían entonces la posibilidad de encontrarse en alguna visita. Había que esperar pacientemente la reanudación de las clases.

      Acabó junio, y Toshiro arrancó contento la hoja del almanaque…

      Se fue julio, y Naomi arrancó contenta la hoja del almanaque…

      Y aunque no lo supieran: ¡Por fin llegó agosto! –pensaron los dos al mismo tiempo.



      Fue justamente el primero de ese mes cuando Toshiro viajó, junto a sus padres, hacia la aldea de Miyashima (1). Iban a pasar una semana. Allí vivían los abuelos, dos ceramistas que veían apilarse vasijas en todos los rincones de su local.

      Ya no vendían nada. No obstante, sus manos viejas seguían modelando la arcilla con la misma dedicación de otras épocas, -Para cuando termine la guerra… –decía el abuelo-. Todo acaba algún día… –comentaba la abuela por lo bajo. Y Toshiro sentía que la paz debía de ser algo muy hermoso, porque los ojos de su madre parecían aclararse fugazmente cada vez que se referían al fin de la guerra, tal como a él se le aclaraban los suyos cuando recordaba a Naomi.

      ¿Y Naomi?

      El primero de agosto se despertó inquieta; acababa de soñar que caminaba sobre la nieve. Sola. Descalza. Ni casas ni árboles a su alrededor. Un desierto helado y ella atravesándolo.

      Abandonó el tatami (2), se deslizó de puntillas entre sus dormidos hermanos y abrió la ventana de la habitación. ¡Qué alivio! Una cálida madrugada le rozó las mejillas. Ella le devolvió un suspiro.

      El dos y el tres de agosto escribió, trabajosamente, sus primeros haikus (3):

      Lento se apaga

      El verano

      Enciendo

      Lámpara y sonrisas.



      Pronto

      Florecerán los crisantemos.

      Espera,

      Corazón.



      Después, achicó en rollitos ambos papeles y los guardó dentro de una cajita de laca en la que escondía sus pequeños tesoros de la curiosidad de sus hermanos.

      El cuatro y el cinco de agosto se lo pasó ayudando a su madre y a las tías ¡Era tanta la ropa para remendar!

      Sin embargo, esa tarea no le disgustaba. Naomi siempre sabía hallar el modo de convertir en un juego entretenido lo que acaso resultaba aburridísimo para otras chicas. Cuando cosía, por ejemplo, imaginaba que cada doscientas veintidós puntadas podía sujetar un deseo para que se cumpliese.

      La aguja iba y venía, laboriosa. Así, quedó en el pantalón de su hermano menor el ruego de que finalizara enseguida esa espantosa guerra, y en los puños de la camisa de su papá, el pedido de que Toshiro no la olvidara nunca…

      Y los dos deseos se cumplieron.

      Pero el mundo tenía sus propios planes…



      Ocho de la mañana del seis de agosto en el cielo de Hiroshima.

      Naomi se ajusta el obi (4) de su kimono (5) y recuerda a su amigo: -¿Qué estará haciendo ahora?

      “Ahora”, Toshiro Pesca en la isla mientras se pregunta: -¿Qué estará haciendo Naomi?

      En el mismo momento, un avión enemigo sobrevuela el cielo de Hiroshima.

      En el avión, hombres blancos que pulsan botones y la bomba atómica surca por primera vez un cielo. El cielo de Hiroshima.

      Un repentino resplandor ilumina extrañamente la ciudad.

      En ella, una mamá amamanta a su hijo por última vez.

      Dos viejos trenzan bambúes por última vez.

      Una docena de chicos canturrea: “Donguri-Koro Koro- Donguri Ko…” (6) por última vez.

      Cientos de mujeres repiten sus gestos habituales por última vez.

      Miles de hombres piensan en mañana por última vez.

      Naomi sale para hacer unos mandados.

      Silenciosa explota la bomba. Hierven, de repente, las aguas del río.

      Y medio millón de japoneses, medio millón de seres humanos, se desintegran esa mañana. Y con ellos desaparecen edificios, árboles, calles, animales, puentes y el pasado de Hiroshima.

      Ya ninguno de los sobrevivientes podrán volver a reflejarse en el mismo espejo, ni abrir nuevamente la puerta de su casa, ni retomar ningún camino querido.

      Nadie será ya quien era.

      Hiroshima arrasada por un hongo atómico.

      Hiroshima es el sol, ese seis de agosto de 1945. Un sol estallando.



      Recién en diciembre logró Toshiro averiguar donde estaba Naomi. ¡Y que aún estaba viva, Dios!

      Ella y su familia, internados en el hospital ubicado en una localidad próxima a Hiroshima. Como tantos otros cientos de miles que también habían sobrevivido al horror, aunque el horror estuviera ahora instalado dentro de ellos, en su misma sangre.

      Y hacia ese hospital marchó Toshiro una mañana.

      El invierno se insinuaba ya en el aire y el muchacho no sabía si era frío exterior o su pensamiento lo que le hacía tiritar.

      Naomi se hallaba en una cama situada junto a la ventana. De cara al techo. Ya no tenía sus trenzas. Apenas una tenue pelusita oscura.

      Sobre su mesa de luz, unas cuantas grullas de papel desparramadas.

      -Voy a morirme, Toshiro… –susurró. No bien su amigo se paró, en silencio, al lado de su cama. –Nunca llegaré a plegar las mil grullas que me hacen falta…

      Mil grullas…o “Semba-Tsuru” (7), como se dice en japonés.

      Con el corazón encogido, Toshiro contó las que se hallaban dispersas sobre la mesita, sólo veinte. Después, las juntó cuidadosamente antes de guardarlas en un bolsillo de su chaqueta.

      -Te vas a curar, Naomi –le dijo entonces, pero su amiga no le oía ya: se había quedado dormida.

      El muchachito salió del hospital, bebiéndose las lágrimas.



      Ni la madre, ni el padre, ni los tíos de Toshiro (en cuya casa se encontraban temporalmente alojados) entendieron aquella noche el por qué de la misteriosa desaparición de casi todos los papeles que, hasta ese día, había habido allí.

      Hojas de diario, pedazos de papel para envolver, viejos cuadernos y hasta algunos libros parecían haberse esfumado mágicamente. Pero ya era tarde para preguntar. Todos los mayores se durmieron, sorprendidos.

      En la habitación que compartía con sus primos, Toshiro velaba entre las sombras. Esperó hasta que tuvo la certeza de que nadie más que él continuaba despierto. Entonces, se incorporó con sigilo y abrió el armario donde se solían acomodar las mantas.

      Mordiéndose la punta de la lengua, extrajo la pila de papeles que había recolectado en secreto y volvió a su lecho.

      La tijera la llevaba oculta entre sus ropas.

      Y así, en el silencio y la oscuridad de aquellas horas, Toshiro recortó primero novecientos ochenta cuadraditos y luego los plegó, uno por uno hasta completar las mil grullas que ansiaba Naomi, tras sumarles las que ella misma había hecho. Ya amanecía, El muchacho se encontraba pasando hilos a través de las siluetas de papel. Separó en grupos de diez las frágiles grullas del milagro y las aprestó para que imitaran el vuelo, suspendidas como estaban de un leve hilo de coser, una encima de la otra.

      Con los dedos pasmados y el corazón temblando, Toshiro colocó las cien tiras dentro de su furoshiki (8) y partió rumbo al hospital antes de que su familia se despertara. Por esa única vez, tomó sin pedir permiso la bicicleta de sus primos.

      No había tiempo que perder. Imposible recorrer a pie, como el día anterior, los kilómetros que lo separaban del hospital. La vida de Naomi dependía de esas grullas.



      -Prohibidas las visitas a esta hora- le dijo una enfermera, impidiéndole el acceso a la enorme sala en uno de cuyos extremos estaba la cama de su querida amiga.

      Toshiro insistió: -Sólo quiero colgar estas grullas sobre su lecho, Por favor…

      Ningún gesto denunció la emoción de la enfermera cuando el chico le mostró las avecitas de papel. Con la misma aparentemente impasibilidad con que momentos antes le había cerrado el paso, se hizo a un lado y le permitió que entrara: -Pero cinco minutos, ¿eh?

      Naomi dormía.

      Tratando de no hacer el mínimo ruidito, Toshiro puso una silla sobre la mesa de luz y luego se subió.

      Tuvo que estirarse a más no poder para alcanzar el cielorraso. Pero lo alcanzó. Y en un rato estaban las mil grullas pendiendo del techo; los cien hilos entrelazados, firmemente sujetos con alfileres.

      Fue al bajarse de su improvisada escalera cuando advirtió que Naomi lo estaba observando

      Tenía la cabecita echada hacia un lado y una sonrisa en los ojos.

      Son hermosas, Tosí-can…(9) Gracias…

      -Hay un millar. Son tuyas, Naomi. Tuyas –y el muchacho abandonó la sala sin darse vuelta.

      En la luminosidad del mediodía que ahora ocupaba todo el recinto, mil grullas empezaron a balancearse impulsadas por el viento que la enfermera también dejó colar, al entreabrir por unos instantes la ventana.

      Los ojos de Naomi seguían sonriendo.



      La niña murió al día siguiente. Un ángel a la intemperie frente a la impiedad de los adultos. ¿Cómo podían mil frágiles avecitas de papel vencer el horror instalado en su sangre?



      Febrero de 1976.

      Toshiro Ueda cumplió cuarenta y dos años y vive en Inglaterra. Se casó, tiene tres hijos y es gerente de sucursal de un banco establecido en Londres.

      Serio y poco comunicativo como es, ninguno de sus empleados se atreve a preguntarle por qué, entre el aluvión de papeles con importantes informes y mensajes telegráficos que habitualmente se juntan sobre su escritorio, siempre se encuentran algunas grullas de origami dispersas al azar.

      Grullas seguramente hechas por él, pero en algún momento en que nadie consigue sorprenderlo

      Grullas desplegando alas en las que se descubren las cifras de las máquina de calcular.

      Grullas surgidas de servilletas con impresos de los más sofisticados restaurantes…

      Grullas y más grullas. Y los empleados comentan, divertidos, que el gerente debe de creer en aquella superstición japonesa

      -Algún día completará las mil… –cuchicheaban entre risas– ¿Se animará entonces a colgarlas sobre su escritorio?

      Ninguno sospechaba, siquiera , la entrañable relación que esas grullas tienen con la perdida Hiroshima de su niñez. Con su perdido amor primero.

      GLOSARIO
      1) Miyashima: pequeña isla situada en las proximidades de la ciudad de Hiroshima

      2) Tatami: estera que se coloca sobre pisos, en las casas japonesas tradicionales

      3) Haiku: breve poema de diecisiete sílabas, típico de la poesía japonesa.

      4) Obi: faja que acompaña al kimono.

      5) Kimono: vestimenta tradicional japonesa, de amplías mangas, largas hasta los pies y que se cruza por delante, sujetándose con una especie de faja llamada obi.

      6) Donguri-Koro Koro- Donguri Ko: verso de una popular canción infantil japonesa.

      7) Semba-Tsuru: Mil grullas. Una creencia popular japonesa, asegura que haciendo mil de esas aves –según enseña a realizarlo el origami (nombre del sistema de plegado de papel)– se logra alcanzar la larga vida y felicidad.

      8 ) Furoshiki: tela cuadrangular que se usa para formar una bolsa, atándola por sus cuatro puntas después de colocar el contenido.

      9) Tosí-can: diminutivo de Toshiro.

      domingo, 5 de septiembre de 2010

      Amar

      Últimamente he tenido algunas confusiones, preguntas, reflexiones.... de las cuales no he encontrado respuesta. Son preguntas que me hago a mi mismo. Que no creo que una persona que no me conozca me pueda dar una buena respuesta.
       
      He estado pensando sobre lo que la gente generalmente llama "media naranja"... Primero que nada... por qué se le llamará "media naranja"?...será que sin la otra mitad uno no podrá jamás complementarse? o simplemente lo habrá dicho alguien a quien le gustaban tanto las naranjas que las comparaba con la persona a quien el amaba?...mmm.. no creo...

      Tuve que buscar dentro de mi el significado a la palabra "amar". Después de pensarlo un buen tiempo, llegué a la conclusión de que para mi, la palabra "amar" no es algo que se pueda usar apenas se conoce a una persona, es más bien algo que va aumentando con el tiempo y los momentos que se han pasado junto ella. Es el hecho de sentir que tu pareja es la más hermosa del universo y de hacer que ella se sienta única y amada en todo momento. Solo cuando logres lo anterior, podrás decir que la amas.

      Con la experiencia que he estado obteniendo a lo largo de mi corta vida, he obtenido ciertas conclusiones que me serviran por el resto de mi vida. Como por ejemplo... nunca decirle a una mujer que la amas cuando no la conoces de verdad, puedes terminar sufriendo el doble si es que luego la conoces como es de verdad.. No confundas "Amor" con "obsesión", siempre es bueno diferenciar. No confíes tus secretos a cualquier persona, aprende a diferenciar en quién puedes confiar y en quién no. Ama de verdad, no existe nada peor que un imbecil que juega con los sentimientos de otra persona. Cuando le hables, mirala a la ojos, demostrará que tienes seguridad sobre ti mismo. No le mientas jamás, es mejor estar triste por una verdad y aceptarlo rápidamente, que estar feliz y contruir un mundo en base a una mentira que pronto se desmoronará. No hay nada como una relación a base de sinceridad. Hazle recordar todos los días lo hermosa que es y lo feliz que te sientes po tenerla a tu lado. Y por último, cuando ella esté triste, llega a su lado lo más rápido posible , acompáñala y hazla apsar un buen rato. Incluso cuando ella te diga que te vayas, pues después de un rato, te lo agradecerá demaciado.

      miércoles, 25 de agosto de 2010

      Un poco de todo.

      Últimamente he estado leyendo mas cosas en internet, que viendo tele o la caja delos tontos. Me he estado dando cuenta de que la televisión está comprada, censurada, dirigida por un manda más, que aunque sea muy obvio y repetido, es el presi. 
      He estado leyendo lo relacionado con los mapuches, sabían que hay 32 mapuches que llevan una huelga de hambre de 45 días y sigue contando? Si es que no lo sabían, no los culpo, es la censura maldita que nos rodea desde pequeños, cada vez haciendonse más fuerte a nuestro alrededor, cambiándonos, o mejor dicho, formándonos como ellos quieren que seamos, seres apenas pensantes que no tengan la capacidad de reclamar de pensar de una forma distinta a como lo hace el presidente.
      Hoy día leí algo que de verdad me hizo darme cuenta de que vivo en un país de mierda, donde el presidente, mientras se postulaba para mandar a todo este rebaño de ovejitas, dijo:
      Yo me opongo, lo que estamos haciendo es una locura. En los últimos 10 años hemos crecido nuestra fuente de energía en base a carbón (…) Yo me voy a oponer a todas las plantas termoeléctricas que atenten gravemente contra la naturaleza, las comunidades y la calidad de vida.
      Para los que no saben porque estoy poniendo esa cita de Piñera, es porque hoy fue el día en el que la COREMA aprobó, con 15 votos a favor y 4 en contra, el proyecto de las termoeléctricas en Punta de Choros. Si se que en Chile todos son niños que necesitan energía para jugar con sus nuevos juguetes recién llegados de estados unidos o europa... pero llegar a cambiar la reserva MÁS grande de Pingüinos de Humbolt por unos cuantos MegaWatts?! que llegan y se van a la velocidad de la luz? Que mierda pasó por la cabeza de los 19 cuando tuvieron qe votar... Por muy pillos qee sean, por mucha plata que tengan, no pueden cagar un paisaje como ese. Ademas.. la energía no se va a usar para una reforestación con árboles adecuados en el sur y no esas mierdas de pinos que hacen bolsa el suelo, sino que se va a usar para hacer más fabricas, más industrias, más destrucción, total... quien se va a preocupar por unos cuantos pecesitos menos en el mar si son seres inferiores a nosotros, son "no pensantes" .
      De todas maneras, esta bastante claro que esto tiene 2 opciones:
      1. Piñera va a llegar de la nada y va a decir: "No van las termoelectricas". Va a quedar como el héroe, el salvador del norte.
      2. O, de otra forma... no va a cumplir las mierda que nombre anteriormente. El y los empresarios quedaran con plata en los bolsillos, pero la gente de menos poder economico, cada vez quedará con menos. Pero no se preocupen.... si total, el gobierno de piñera se nota que es un gobierno mas empresarial que los anteriores.
       La verdad, es que espero que resulte la primera opción... por mucho que no me guste que piñera quede como el héroe del medio ambiente de Chile, prefiero quedarme con esa reserva hermosa que está en el norte a perderla y que Piñera de una u otra forma quede con plata en los bolsillos y nosotros sin Punta de Choros.

      Me gustaría dejarles un mensaje a los que se hallan dado la lata de leer esto, aunque obviamente, a ustedes les debe interesar el tema del medioambiente, osino no habrían leído todo esto a menos de que halla sido para criticarme después.. pero bueno, supondré que es la primera. Les quiero pedir que se desconecte n un poco más de la tele y que lean más en internet, donde no llega la censura que existe afuera entre los medios de DESInformación.